viernes, 20 de mayo de 2016

Abrazándote en versos

Camino bajo la lluvia, la noche esta tristemente gris y fría. Llegando casi a la esquina vi una cafetería, busque una mesa en un rincón que me cobije de los recuerdos que caían en cada gota de aquella garúa.
Mientras esperaba el café hacia garabatos en una vieja agenda, pensaba si lo que llevaba dentro Frida lo había padecido tan en carne viva amando a su Rivera.
Si lo que siento tan íntimamente se asemejaba a la entrega completa de un Pablo hacia su Matilde, venía a mi mente esa inmensidad de versos que me desprendían el alma “Llénate de mí, Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame. Pídeme. Recógeme, contiéndeme, ocúltame”
Me deje abrazar por los versos que Don Mario me iba susurrando erizando mi piel al evocarlos porque yo también te amo sin preguntas… sin buscar respuestas…
La intimidad de un amor que se guarda dentro, un amor que de solo pensarlo te enciende el pecho, haberte amado tanto que reencarno y sigue ardiendo. Te llevo en la piel como una grafía imborrable, como la acuarela sellada en un viejo lienzo, añorarte sin siquiera sentir ansiedad ante lo incierto.
No solo te llevo en mi mente, me recorres el cuerpo, algo que me impregna… tan íntimo como el silencio.
Estas y no… pero sigo aquí desbordado un amor en su mas pura inocencia.
El café se bebe en tu ausencia…
Los versos te nombran…
Imperfecto, con el poderío de sentirme tuya sin ninguna sombra…